martes, 24 de junio de 2008

DEMASIADO GRANDE PARA SER UN EMO



De pronto aparecieron los emos. Tienen nombre de duendecitos pero lo que menos pueden darte es mucha alegría. Tienen una excelente y graciosa caracterización por parte de Diego Capussotto. Tienen una rara y triste visión de la vida. Pero, ¿por qué me cuesta creerles? Yo si estuviera depre no haría una cultura de ello. Yo pienso que el emo tiene que tener una actitud más frontal y no hacer una exhibición explícita de su depre. No, no hago nada, no esto, no otro... y después los terminan matando a trompadas en una plaza, los filman y los suben a YouTube... Claro, qué van a hacer ellos. Yo siempre fantaseo con alguno que se haga pasar por emo y cuando se le vienen al humo unos cuantos, saca una granada y... perdón, me fui al joraca.

Lo que pensaba es que a uno le pueden pasar unas cuantas cosas y transformarse en un emo. A mí me afanan la billetera con los documentos, intento volver con una novia que las tiene todas en contra, quiero arreglarme con amigas que se pelearon conmigo porque les dije que no (¿tengo que aclarar?), vivo rodeado de gente perseguida que cada vez que hablo de algo que me sucedió se enoja conmigo porque "hablé" de ella, me encañonan para sacarme la moto... mirá si no tengo para ser un emo.

Pero no sirvo para eso. A mí me gana la furia, la inconsciencia, el posterior arrepentimiento ante un silencio que me abruma. Tuve mis épocas medio "emescas" de escribir (¡y no me vengan con que se escribe más seguido cuando estás feliz!), de vivir frustraciones, de plantearme muchas dudas existenciales que algunas rozaban lo absurdo. Creo que todos somos un poco emo sin pretenderlo. Pero muchos no lo tomamos como una actitud de vida. Nadie se propone estar depre y mucho menos "ser" depre. Nadie puede estar feliz todo el tiempo ni triste toda la vida. Y eso es algo que nos pasa cuando idealizamos una persona de la que estamos profundamente enamorados. No, no, tiene que estar siempre bien para mí. Y lamentablemente no puede ser así siempre. Tenés que aprender a respetar las ausencias, no estar todo el tiempo demandando ni exigiendo. Saber que esa persona está aunque no esté. Aunque de nada sirve si se va y no vuelve nunca más. Repito: y no vuelve nunca más. Pero nunca más ¿eh?

Además ya soy grande para seguir a una tribu urbana. Es más, me podría inventar una a ver si me siguen a mí. Capaz que me va mejor que encendiendo una polémica en este blog. Digo...

No hay comentarios: