sábado, 3 de mayo de 2008

PERMITIDAS LAS ILUSIONES

Todo empezó cuando un amigo recibe mensajitos-disculpas de su novia por su inseguridad.
Para qué.

”No me tenés que pedir disculpas de nada. Lo mío no es una ilusión. Es una realidad. Sabés que me llamás y estoy. Y sabelo muy bien. Aunque no pueda verte, te elijo cada día”.
”Además si es por ilusionarme, ni me hubieras llamado. Mujer, hace años que te conozco. Y si fuera más vivo, no te dejo escapar nunca más. ¿Sabés por qué? Porque nadie le dio tanto sentido a mi vida. Ni en lo bueno ni en lo malo. Si querés, un día de estos te cuento lo que leí en un libro. Hasta eso lograste: ¡que lea un libro!”
”Bueno, te lo cuento ahora. Leí que después de la pasión, viene el amor. Y eso pasó. Cuando descubrimos quiénes somos realmente, nos asustamos. Pero cuando aceptamos lo que es la otra persona, ahí empieza el amor. Podrás tener panza, ojeras, malhumor por no aprobar, decir algo y arrepentirte al rato. Vos sos así, pero también alguien muy dulce.”
”Yo no te quiero sólo tierna y mañera. También quiero a la otra que sos vos. Y también a la que no está. ¿Ves? No me podés ilusionar. Si estás aunque no estés. Que descanses”.

Creo que le fue bien. Lo único que falta es que a la novia no le quede crédito para contestarle los mensajitos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi querido Diego,
me has causado una serie de sonoras carcajadas.

Lo que más risa me da es que nunca falta el baboso que se cree que la pila del celular (o mobile como le llaman en otros paises) no funcione y por eso siempre lo trae apagado. Es algo así como lo de la falta de crédito para enviar un mensajito.
Un abrazo,
Hallie