miércoles, 5 de noviembre de 2008

SER FELIZ TE DA VERGÜENZA

El domingo amaneció soleado. Los pajaritos cantan y los viejitos, un viejo amigo y su pareja, se levantaban. O casi se levantaban. Ella decidió hacer un desayuno y tomarlo en la misma cama. Tardaron mucho en levantarse. Pero mucho.
Al otro día, ni siquiera pasaron 24 horas de ese momento tan lindo, le llega a mi amigo un mensajito diciendo "me siento mal, no me llames". Bueno, no llames. Mandá un mensaje. "¿Te pasó algo?". Del otro lado, ni mu.
Ma si, probá llamarla. Del otro lado no había una palabra coherente. Es más, no había ni una palabra. Hasta que, vaya uno a saber por qué, sale la temida frase: "Es por ayer". ¿Qué hice? pensó mi amigo. Todo estaba bien, nos amamos, nos quisimos hasta que decidimos levantarnos de la cama... "Justamente por eso. Por ayer.", le dice su amado tormento femenino.
Y no fue una vez. Fueron varias veces, me contaba mi amigo mientras se tiraba agua en la cabeza intentando apaciguar los 33 de térmica que estaba haciendo en Merlo. Y de nada servía un "cuando se te pase, hablamos", porque se entendía como un "ah, claro, vos estás cuando estoy bien". Y cuando estás mal, ¿me usás de bolsa de boxeo? Seamos buenos... Y el loco le daba, justamente, a una bolsa de boxeo, mientras yo lo miraba como un extraterrestre que nunca supo de un gimnasio (y debería).Lo más gracioso es que la muchacha, pasado el tiempo, le mandaba un mensajito tipo "Hola, ¿cómo estás?", que significaba "ya está, ya se me pasó, volvamos al desayuno de ese domingo".
Hace unos cuantos años atrás (bastantes años) me pasó el sufrir la neurosis de una mujer que me puso en claro todo lo que quería "me gustás; quiero una buena cama; seamos amigos especiales; delante de todos, besito en la mejilla; cuando no hay nadie, nos matamos". Perfecto. En esa época no estaba de novio así que la propuesta era tan tentadora como quien me la ofreció.
Pero el chiste empezó cuando tras nuestro segundo encuentro me dijo "no puedo estar con vos porque me voy a enamorar y me voy a mandar otra cagada más en mi vida". Así, como quien manda un mensajito diciendo "las llaves están en la misma maceta, apagá las luces de afuera cuando vuelvas".

Y uno no es de ese material que cada tanto este tipo de mujeres usan cuando están solas. No se puede rescindir un contrato después de firmarlo, aunque sea de palabra.
¿Dónde está la palabra? ¿Qué se está haciendo mal? ¿Está mal confiar? ¿Está mal compartir? ¿Está mal vivir cada día en vez de esa auto-farsa que es a veces proyectar? ¿Por qué tirar la piedra y esconder la mano? ¿Por qué arrepentirse y después negar ese arrepentimiento? ¿Por qué decir "somos gente grande" y después actuar como gente chica?

Hay una escena que hizo que yo termine odiando esa película "No sos vos soy yo". El pobre chabón fue pateado por su novia a través del teléfono y a más de 15000 kms de distancia. Intenta buscar consuelo con viejas amigas y todas están casadas. Conoce a una chica en una plaza, también con un noviazgo truncado hace poco. Intiman y, al terminar el asunto, a ella le cambia el humor violentamente y le pide con pocos modales que se vaya de su casa. Él, un dolobu ilusionado, la llama y le deja mensajes. Ella atiende el teléfono y lo putea de arriba a abajo. La pregunta del millón: ¿para qué lo llevaste a tu casa? ¿Para sacarte las ganas y después tirarlo a la calle?
Otro ejemplo. La muy buena miniserie "Vientos de agua". Él se va a trabajar al exterior, forzado por una economía en debacle en su país (éste país, ejem...). La esposa de él y sus hijas se quedan. Ella empieza a sentir la soledad y acepta una salida con el jefe de su trabajo. Se dan como Salamanca al piano en el auto de él (del jefe). No pasan dos minutos que ella se pone a llorar a moco tendido. ¿En qué quedamos, viejo (o vieja)? ¿Para qué aceptaste tomar whisky si te pega mal?
Desde este humilde y felizmente confuso espacio, insto a que se busque una vacuna contra la neurosis, la indesición, el arrepentimiento... el no vivir. Si no te querés quemar con leche, tomala fría o directamente NO TOMES.
No borres con el codo lo que escribiste y lacraste con la mano. No digas "fue lindo" y no quieras repetirlo por que fue "lindo".Una vez, no sé en qué película, uno le decía al otro "Tenés un billete de lotería y tenés miedo de cobrarlo". ¿Qué vas a hacer con toda esa fortuna que no disfrutás y la vida se te va yendo?¿Por qué no vivís de a un día por vez?¿A qué le tenés miedo? ¿A equivocarte? Tantas veces lo hiciste... ¿Será a ser feliz? Yo creo que sí.

"¿Cómo? ¿Te dijo que tenía miedo de enamorarse de vos?", me decía una compañera de trabajo. "Así me dijo". "Ese es el mejor piropo que le pueden decir a un hombre", me dice ella, asombrada.

Ah, bueno. Gracias.